Hola Arqueólogos! ¿Qué tal unas carreras al aire libre para combatir este calor? Pero no me refiero ni a correr, ni Fórmula 1, ni Turismo Carretera, ni Mario Kart… ¡aunque parecido!

Tanto Mario Kart como Crash Team Racing basan sus explosivas carreras en los personajes y elementos de sus respectivas sagas y la verdad que es una receta que funciona y muy bien. Otra empresa que se animó a llevar al mundo de las carreras a sus personajes más famosos fue nada más ni nada menos que Squaresoft (actualmente Square-Enix) Y sí, el mundo en cuestión es el de Final Fantasy! Si bien sería lógico pensar que los personajes principales se trasladarían al juego con el mismo nivel de protagonismo e importancia al mundo de las carreras, Square decidió darle más espacio a su plumífera mascota amarilla: el querido Chocobo! Una especie de avestruz color amarillo»patito» que siempre nos sirvió de medio de transporte en todas o casi todas las entregas de la saga de Final Fantasy. Aprovechando esta conexión con el mundo de la velocidad, no fue muy difícil después agregarle algunos ingredientes más a la olla para cocinar uno de los juegos de carreras más divertidos y exclusivos de Playstation.

El problema es que Chocobo Racing tenía competidores muy grandes y ya afirmados desde mucho tiempo, por lo que – para sacarles algo de torta-,  tenía que poder diferenciarse del resto. A la hora de jugar este tipo de games, lo que mayormente suma puntos es la posibilidad de sentarse con amigos a competir entre nosotros y mientras más joysticks vuelen por el living mejor. Más allá de contar con una excelente banda sonora, unas cinemáticas realmente muy copadas y una narrativa de alto calibre. Como nos tiene acostumbrados Squaresoft, la clave son las creativas posibilidades que nos da el juego para hacerle imposible a nuestro adversario llegar a la meta antes que nosotros, aunque de esto dependan años de próspera amistad.

Por suerte, en el mundo de Final Fantasy no faltaban elementos para arruinar relaciones entre seres humanos y los desarrolladores se dieron cuenta. Utilizaron power-ups, esparcidos a lo largo de las pistas, con elementos característicos como magias con fuego, hielo, rayo y  hasta ¡muerte súbita!… tranqui. Hasta aquí, todo muy parecido a Mario Kart (excepto por lo de la muerte súbita), pero la particularidad de estas magias, es que se pueden acumular hasta 3 diferentes o potenciar las que ya tenemos. De esta manera, lo que empezaba como una tranquila carrera con algún que otro «fueguito», terminaba siendo un campo de batalla post apocalíptico lleno de bolas de fuego que recorrían la pista a toda velocidad y no paraban hasta matar a alguien. Tormentas eléctricas en frente nuestro, hielo por todas partes y mucho, mucho odio. Para concluir con el arsenal de armas anti-amistades, cada personaje tenia habilidades propias, algunas defensivas y otras ofensivas, siempre tratando de hacer todo más balanceado. Y lo logran.

Los circuitos están ambientados como es de esperarse en diferentes lugares del mundo de Final Fantasy, así como sus personajes, los cuales iremos desbloqueando a medida que vayamos pasando el modo Historia. ¿Algunos que seguro conocés? Vivi, Bahamut y un infame goblin.

Otro punto a favor del juego es la rejugabilidad, ya que además de los 10 circuitos que nos proveen (¿Spoiler?), aparecen sus respectivos “mirrors” – o sea, el mismo circuito pero al revés -. ¿Otro dato de color? cada vez que finalicemos con éxito el modo Historia, nos dan un puntaje de 0 a 100. Esto nos sirve para crear un personaje custom y definir diferentes atributos como velocidad, aceleración y ataque, que eventualmente serán mayores a medida que obtengamos más puntaje. Una vez definidas las cualidades y el aspecto de nuestro personaje, podemos guardarlo en la memory card y usarlo para jugar contra nuestros amigos en cualquier lado. Pero Cris, ¿hay más por desbloquear? si, un montón, pero lo tienen que descubrir ustedes.